lunes, 15 de septiembre de 2008

Etica del computador

Por Samuel Arango M.
"El computador no es bueno ni malo, sino todo lo contrario" (Anónimo)
Si se dice el computador o la computadora es una discusión que se la dejamos a los desocupados. Lo que es claro es que frente a esa maravilla de la vida cotidiana debo asumir posiciones éticas claras.
No enviaré o circularé mensajes o imágenes ofensivas de la dignidad humana.
No responderé mensajes ofensivos y no ofenderé.
No utilizaré páginas que menoscaben mi integridad y mis valores.
No creeré todo lo que encuentre sino que mantendré mi derecho a la duda.
Utilizaré el computador para mi provecho intelectual y afectivo.
Divulgaré los contenidos que me levantan en mi vida.
Produciré material que aporte a quienes lo abran, mensajes de fortalecimiento y desarrollo del ser humano.
No produciré ni reenviaré mensajes que contengan chismes o noticias de la vida íntima de los demás.
Controlaré, cuando de mí depende, el ingreso a páginas no deseadas a los menores y a personas débiles en su poder de discernimiento.
Educaré a los míos en el uso correcto del computador y de la red.
No le dedicaré al computador el tiempo que mi familia o mis amigos necesitan que les dedique a ellos.
Mediré el tiempo que le dedico para no convertirme en adicto compulsivo.
Cuidaré mi lenguaje en el computador para que éste sea digno, sencillo, correcto.
Proporcionaré mis equipos a las personas cercanas que por motivos sociales, educativos o económicos no tengan acceso a la tecnología.
Estudiaré y me actualizaré en los adelantos tecnológicos para aprovecharme de las maravillas que me ofrecen y prevenirme de los peligros que me acechan.
Buscaré siempre que cada vez que me levante del computador me sienta satisfecho de haberlo aprovechado bien.
No descuidaré otras actividades que también aportan al crecimiento personal tales como la lectura, el deporte, el descanso, la conversación.
Debo estar seguro de que es posible vivir sin conectarme a Internet.
Preferiré, si es posible, conversar con otros personalmente que chatear.
Si hay menores en mi hogar, colocaré el computador en un lugar público como la biblioteca, para que los mayores puedan controlar y asesorarlos en el uso.
Educaré a los menores acerca de los peligros de algunas ofertas y llamados y racionalmente los convenceré de no permitirlos para provecho del menor.
No sufriré por no poseer la última tecnología sino que aprovecharé lo que tengo y avanzaré cuando pueda.
Recuerde: ¡Hay vida después del computador! 

Fuente: Instituto Independiente



 
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